Alergias cosméticas

En ocasiones, los cosméticos pueden generar algún tipo de reacción adversa en la piel. Es fácil no distinguir entre alergia y una reacción debida a un efecto de dermatitis de contacto o sensibilización.

Las alergias debidas a cosméticos, se manifiestan en la piel con prurito, pequeño eritema en la zona de aplicación, picor e incluso escozor leve. Debemos tener cuidado en dicha interpretación, pues ese efecto puede no ser contraproducente debido a que nuestra piel previamente estaba dañada y el cosmético está interactuando, pudiendo, en el tiempo, reequilibrar nuestra piel. No obstante, siempre, ante una reacción adversa en la piel que se sospeche de la aplicación de un cosmético, se debe consultar al vendedor.

En raras ocasiones las reacciones tipo alérgicas o de sensibilización se manifiestan de modo agresivo, como ocurre en alimentación o con algún fármaco de efecto sistémico, debido a que un cosmético interactúa sólo en la zona de aplicación y no se distribuye a través de sistema circulatorio (o no debería). De ahí, que sea sumamente extraña la relación de un efecto alérgico en diferentes partes del cuerpo con el empleo de un cosmético.

Si sospechamos de tener una alergia tópica a algún componente, o producto/s, sería imprescindible acudir a un especialista alergólogo para la identificación del agente alérgeno, para evitar efectos indeseables del uso de un cosmético.

Debemos tener mucho cuidado en no interpretar que un cosmético, por ser para pieles sensibles o atópicas, es seguro aunque tengamos una alergia conocida. Como ejemplo, si tenemos alergia a los cereales, no emplearemos cremas con avena o germen de trigo (altamente empleado en niños, bebés, pieles atópicas, dermocosméticos de farmacia, etc.). Es por esta razón, que Sanidad Europa prohibió el empleo de la palabra “cosmético hipoalergénico” en 2017, pues si tenemos alergia a un componente, aun siendo para pieles sensibles, nos dará casi con seguridad un efecto contraproducente.

Las reacciones adversas como alérgicas o dermatitis de contacto, pueden deberse a múltiples razones:

1- Incorrecta aplicación. Es importante leer las instrucciones de uso o prospecto del cosmético para no entrar en errores de aplicación que nos puedan generar un problema en la piel.

2- Alergia a un ingrediente conocido por el consumidor. De nuevo, si se tiene una alergia sabida con anterioridad al uso del cosmético, antes de comprarlo, debemos leer el etiquetado y en especial la parte que indica “INGREDIENTS” en donde se indican todos los ingredientes empleados por el fabricante para ese producto cosmético. También, en ocasiones, se indican ingredientes más reconocidos de modo popular, es decir, por ejemplo, podemos encontrar en el etiquetado “aesculus hippocastanum leaf extract” y en otra parte de la etiqueta se indica “contiene castaño de indias”, que es lo mismo y nos puede facilitar la interpretación de dicho ingrediente.

3- Productos caducados y contaminados microbiológicamente. Podrían alterar nuestra piel.

4- Cosméticos irritantes. Si tenemos una piel sensible y aplicamos cosméticos agresivos para la piel, nuestra piel puede reaccionar de modo imprevisible.

Independientemente de que sepamos que somos alérgicos a un ingrediente concreto, son los perfumes los ingredientes más relacionados con las alergias producidas por cosméticos.

La Asociación Internacional de Fragancias (IFRA), con sede en Ginebra, Suiza, fundada en 1973, es el órgano representativo de autorregulación de la fragancia de la industria en todo el mundo. Este organismo redacta unas “enmiendas” que incluyen una serie de productos prohibidos y otros con restricciones en su empleo en sus diferentes formas de presentarse en el mercado (perfume para juguetes, perfumería fina, esencias en cosméticos, ambientadores, mikados, …).

Sanidad europea obliga a comunicar ciertos alérgenos potenciales extraídos de las normas de IFRA, siendo la última enmienda la de correcta aplicación. En estos momentos se emplea la 48ª enmienda con moratoria de límite del año 2022 en la que se obligará a aplicar la última enmienda ya publicada en 2020, 49ª. Estos alérgenos se deben comunicar en el etiquetado en caso de que superen un límite de porcentaje en fórmula estipulado en la enmienda, debido a su alto potencial de toxicidad o posibilidad de alergias en la piel.

También tienen un alto potencial de alergia, los conservantes cosméticos. En los últimos años, se han limitado o prohibido muchos de ellos debido al alto potencial de alergenicidad. Unos de los más agresivos son las thiazolinonas, que muchos dermatólogos indican al paciente su nombre comercial, Kathon. En el etiquetado, sin embargo, nunca pondrá la palabra “Kathon”, sino “methylisothiazolinone” y “methylchloroisothiazolinone”.

En este punto debemos tener en cuanta una consideración importante. No pensemos que el empleo de un cosmético natural certificado es garantía de baja toxicidad o potencial alérgeno. Natural no es sinónimo de no tóxico. De este modo podemos tener en nuestras manos un cosmético natural que contiene múltiples aceites esenciales en concentración alta y que por ello contiene alérgenos, que, en el caso de natural, se comunican al final del listado de Ingredients y en ocasiones los fabricantes etiquetan con un asterisco para indicar que son de origen natural ¡Ojo! Pues aun siendo de origen natural, son alérgenos.

También podemos encontrar conservantes naturales potencialmente tóxicos y además en concentraciones mucho mayores a las debidas a perfumes en fórmula. Es el caso del “Benzyl Alcohol” que en muchas ocasiones se emplea como conservante natural y que es un alérgeno cosmético, sensibilizador dérmico y con potencial toxicidad sistémica.

Otros de los potenciales alérgenos empleados en cosmética, los podemos encontrar en productos para uñas.

Los más agresivos son los acrilatos empleados en productos de uñas, que además de posibles disruptores endocrinos (al igual que los formaldehidos), son potenciales alérgenos y sensibilizadores. Por esta razón, recomendamos el uso y empleo de productos de uñas (como semipermanentes, uñas esculpidas) sólo al profesional de la estética, quien sabe emplearlos correctamente y de modo seguro.

Por todo ello, nuestra recomendación es leer bien el etiquetado cosmético, emplear productos sin aromas o con aromas hipoalergénicos, productos destinados a pieles sensibles o baja toxicidad, con conservantes multifuncionales de baja toxicidad, evitar pigmentos agresivos, y en definitiva, apostar por firmas cosméticas que de modo general valoren la seguridad por encima de otros valores. Es el caso de Elinné, que de modo general combina naturalidad con seguridad, un híbrido ligado al futuro de la cosmética.


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